Benchmarking por la primera infancia

    En Colombia varios territorios han encontrado formas efectivas para mejorar la situación nutricional de su población infantil en los últimos años. Pero no son todos. 

    Sería muy provechoso para nuestra primera infancia que los aspirantes a dirigentes locales adoptaran el sano ejercicio de la revisión de las buenas prácticas o el benchmarking, una actividad recurrente en diversos sectores cuando de emprender acciones transformadoras se trata. Parto del supuesto de que los interesados en llevar las riendas de nuestros territorios quieran trabajar por la prosperidad y el progreso, dos pretensiones válidas en la medida en que se invierta en el bienestar y la salud de los pobladores más sensibles y prometedores de cualquier lugar en el mundo: sus niños.

     

    Según los resultados de la Encuesta Nacional del Estado Nutricional en Colombia -ENSIN 2015- existen diferencias en lo que respecta a la desnutrición crónica de los menores de 5 años dependiendo del departamento y el municipio de residencia. En resumen, el indicador nacional tuvo una mejoría (13,2% en 2010 a 10,8% en 2015), pero no la que esperábamos, pues a esta altura, Colombia ya debería estar en una cifra de un solo dígito de acuerdo con las metas para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El insuficiente presupuesto nacional y territorial, se resume en datos, que son en realidad seres humanos, niños y niñas que sufren sus consecuencias. Es así como en ocho departamentos la prevalencia de desnutrición crónica empeoró en cinco años: Son los departamentos de Antioquia, Arauca, Casanare, Meta, Putumayo, San Andres, Providencia y Santa Catalina, Santander y Valle del Cauca.

     

    Pero un benchamarking territorial les permitiría a los futuros mandatarios conocer qué ha impulsado la mejoría en Caldas o el Atlántico o por qué el Valle y San Andrés, pese a la alerta de la desmejora, tienen la menor prevalencia de niños con desnutrición crónica (6,38% y 5,6% respectivamente).

    A propósito del Valle del Cauca, vale la pena resaltar que a pesar de condiciones adversas como el conflicto armado, ha sabido dar continuidad a la inversión en su primera infancia, favoreciendo la educación inicial integral y priorizando la cobertura de agua potable y alcantarillado, lo que ha favorecido sus índices de desigualdad y pobreza.

    También hay municipios para exaltar. Paipa-Boyacá donde han asegurado la articulación entre secretarías de una misma administración con la nutrición como prioridad, con una reducción de 5% de desnutrición crónica en 2 años; Pacho –Cundinamarca donde aumentaron significativamente el tiempo de lactancia materna exclusiva y de Monterrey-Casanare que superó barreras físicas y administrativas para llevar el servicio de salud a más niños y sus familias del sector rural.

    Sería muy refrescante para la política y un real alivio para nuestra niñez, que escucháramos a algún candidato local decir que va a dar continuidad a lo que ha funcionado; que va a emular experiencias probadas. Y será todavía mejor si vemos que cumple su promesa cuando sea elegido.

     

    La rueda está inventada y nos ha permitido avanzar en varios frentes y lugares de Colombia. Sólo hay que reconocer lo recorrido, identificar lo que es efectivo y aprovechar el cortísimo tiempo que tiene un mandatario para hacer cambios profundos en su territorio.

     

    Gonzalo Restrepo, Presidente Junta Directiva Fundación Éxito

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