¿Casi le cumplimos a la niñez?

    Es un avance decir que en Colombia son menos los niños que se mueren por razones asociadas a la desnutrición. En ello coinciden los informes “Cómo vamos” de Bogotá y Cali, dos de los observatorios de la gestión municipal donde hemos apoyado el capítulo sobre nutrición y salud de la primera infancia.
     
     

    Es un avance decir que en Colombia son menos los niños que se mueren por razones asociadas a la desnutrición. En ello coinciden los informes “Cómo vamos” de Bogotá y Cali, dos de los observatorios de la gestión municipal donde hemos apoyado el capítulo sobre nutrición y salud de la primera infancia. Pero salvar nuestra niñez implica garantizar también que pueda crecer sana, como es su derecho. Y en eso aún nos falta.

    En ambas ciudades el dato para aplaudir es que han reducido a cero la mortalidad por desnutrición aguda en la última década en menores 5 de años. Son logros dignos de ser destacados.

    Tanto en Bogotá como en Cali, ha sido evidente el esfuerzo por reconocer la nutrición como prioridad para el bienestar de la niñez. Esto se ha logrado a través de las entidades que trabajan articuladas, que sin duda ha sido superior a los desajustes originados por los cambios de gobierno. Pero aún no podemos generalizar, porque la desigualdad sigue siendo el gran reto de nuestra Colombia diversa e inequitativa.

    Dentro de las ciudades la situación nutricional, que es reflejo de las condiciones individuales y socio económicas de la niñez, marca fronteras abismales que le dan un sabor agridulce a los resultados. Las cifras permiten identificar particularidades en las localidades y comunas con la dura realidad de una primera infancia vulnerable.  

    En lo que respecta a desnutrición crónica, el panorama en la capital no es tan positivo. El Informe “Primera Infancia en Bogotá, balance de la última década” registra que al 2018 la localidad de Barrios Unidos fue la de mejor indicador de desnutrición crónica con 14,2%, cuando la prevalencia nacional está en 10,8%. El caso más crítico es Sumapaz con 24,9%.

    Por su parte, el estudio “Indicadores para la Acción: Midiendo y Visibilizando el Bien-Estar de la Primera Infancia en Cali 2018-2019”, reporta un indicador de 7,8% a 2017 en desnutrición crónica, que es inferior a la prevalencia nacional. Aunque es un indicador notable, el estudio señala que en las zonas de la ladera y oriente, donde se concentra el 61% de la niñez en pobreza extrema de la ciudad, las tasas de mortalidad infantil y materna son las más altas. Lo mismo sucede con el bajo peso al nacer y el embarazo en niñas entre 10 y 14 años, que en Colombia se tipifica como abuso sexual. Este panorama es una amenaza para mantener el indicador.

     

    El paso gigante que falta es ocuparnos de la niñez que sobrevive, atacando las diferencias evidentes de sus localidades y comunas. Porque la mayoría de los niños y niñas que sufren desnutrición aguda y se salvan, quedan atrapados en la desnutrición crónica o retraso en talla. Un indicador que indica que su desarrollo físico, cognitivo y emocional está truncado. Es preocupante que derechos fundamentales como la nutrición, la salud o el cuidado, sigan sin ser garantizados. 

    Como solución para erradicar la desnutrición crónica se construyó en Bogotá la Guía para la atención y prevención en niños menores de un año con enfoque de salud pública. Es una herramienta elaborada por la Alcaldía de Bogotá, ICBF, Fundación Santa Fe de Bogotá y Fundación Éxito. Se basó en la evidencia científica y en resultados de una evaluación en Kennedy, Engativá y San Cristóbal, entre 2018 y 2019. 

    El principal resultado de esta evaluación es que uno de cada dos niños menores de 1 año mejoró su estado nutricional durante la intervención. Así se demuestra que es posible erradicar la desnutrición crónica en Bogotá y en Colombia, cuando se logra visibilizar el problema con gestión intersectorial. 

    Esta es una oportunidad tangible para los más de 500 mil niños que sufren este mal silencioso en el país que merecen vivir no casi, sino plenamente felices. 


    Gonzalo Restrepo, Presidente Junta Directiva Fundación Éxito

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