Con las madres lactantes

    Es razonable retomar con mayor ahínco esta práctica ancestral que desde tiempos inmemoriales ha demostrado ser una salida integral para proteger la vida.
     

    Esta semana, con ocasión del Día Internacional de la Donación de Leche Humana, nos propusimos amplificar con el #Lactatón un sentido homenaje a las madres lactantes del país, como una manera de subrayar que su decisión no puede ser anónima, no solo porque es admirable y protectora, sino porque mientras más familias conozcan el trascendental poder de la lactancia materna, muchas más de niños y niñas podríamos salvar.

     

    Las madres que pueden y deciden amamantar a sus bebés tienen en común este camino de amor cuya travesía es admirable y retadora.

    Si existe una práctica única, diferencial, incomparable y superior en la naturaleza humana es la lactancia materna. Sus artífices son mujeres de carne y hueso que con sus particularidades, características, condiciones y desafíos le dan sentido.

     

    Al amamantar ocurre la más poderosa expresión de sentimientos y de protección para un ser humano indefenso. Aunque parte de una capacidad humana de la mujer es determinada por la biología, evoca como ninguna el sentido de cooperación y de solidaridad que precisa nuestra especie para subsistir. Una mamá puede lactar sola, pero no puede lactar sola. Y no es una contradicción.

     

    La naturaleza hace su trabajo a la perfección y deja en manos de la humanidad la parte que le corresponde. Una mamá en condiciones normales de salud tendrá su preparado para proveer a su bebé con leche materna, en la cantidad y con los nutrientes necesarios para cada etapa de su vida, desde la primera hora.

     

    Pero la mamá necesita que los profesionales de salud que la asisten en el momento del nacimiento de su bebé tengan presente que la primera leche o calostro es también la primera vacuna, porque por ejemplo es rico en inmunoglobulina A, anticuerpo específico que protege las mucosas respiratorias y de las infecciones. La mamá necesita que le ayuden a garantizar en ese primer momento el contacto piel con piel y que la apoyen en el adecuado inicio de la lactancia.

     

    Una mamá con apoyo de quienes viven con ella contará con el tiempo que su bebé necesita para tomar su alimento. Como toda destreza humana, la lactancia materna se perfecciona con la práctica.

     

    Una mamá acogida y respetada por su entorno laboral y social podrá salir con su bebé y amamantarlo en un parque o en una tienda sin temor ni incomodidad. Y podrá extraer su leche mientras trabaja para darle a su bebé la posibilidad de seguir creciendo fortalecido con el poder de su alimento natural.

     

    Prolongar la lactancia representa para un bebé una ventaja emocional, nutricional, inmunológica, neurológica y endocrinológica en su desarrollo. La composición de este líquido es superior e irremplazable, además de ser más económica y ecológica que cualquier otro producto.

     

    Todas estas bondades en teoría están al alcance de la mayoría de niños y niñas, pero se suelen alejar tristemente por razones que van desde el desconocimiento hasta la indiferencia.

     

    Es razonable retomar con mayor ahínco esta práctica ancestral que desde tiempos inmemoriales ha demostrado ser una salida integral para proteger la vida. Porque siempre necesitaremos muchas más madres lactantes.

     

    Por: Gonzalo Gonzalo Restrepo

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