Lejos de ser consuelo, el hecho de que el hambre y la inseguridad alimentaria sean males de muchas naciones en el mundo a raíz de la pandemia, se plantea como motor que reivindica la prioridad de la nutrición en la vida de las personas y en el progreso de la sociedad.
Esta es la consigna del Movimiento para el Fomento de la Nutrición SUN, ejemplo del esfuerzo colectivo de gobiernos, sociedad civil, Naciones Unidas, donantes, empresas y científicos que comparten el ideal de mejorar la nutrición. Desde esta iniciativa de trabajo mancomunado e intersectorial nos llega una invitación a capitalizar la evidencia de las brechas y los rezagos -agudizados por la emergencia sanitaria- en favor del bienestar humano, especialmente las que se relacionan con la carencia de alimentos adecuados y suficientes, “Para lograr que la nutrición ocupe un lugar central en la prevención de todas las formas de malnutrición y otras enfermedades y dolencias”.
Reconforta esta posición constructiva y optimista condensada en el documento “Aprovechar la oportunidad: visibilizar la nutrición en la cumbre sobre los Sistemas Alimentarios de las Naciones Unidas”. Esta cumbre se realizará en septiembre próximo y hace parte del Decenio de Acción para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible ODS, en especial el ODS 2 Hambre Cero.
En efecto, es imperativo actuar ante cifras alarmantes como los tres mil millones de personas en el mundo que no se pueden permitir una dieta saludable o los 2,6 millones más de niños y niñas que se prevé podrían padecer retraso en el crecimiento o desnutrición crónica(1).
Las rutas de acción que propone SUN reiteran la efectividad de la inversión en nutrición tanto en la salud humana como en el progreso de las naciones. Los temas sobre los que llaman la atención representan reales posibilidades de una transformación estructural, como lo son entre otros: la importancia de una alimentación suficiente y de calidad en los primeros mil días de vida por ser los más críticos en el desarrollo neuronal; la priorización de las necesidades de nutrición de las mujeres y las adolescentes; ampliar el acceso a agua, saneamiento e higiene; prestar servicios de salud orientados a optimizar la nutrición y la salud infantil y materna, especialmente en entornos de bajos recursos.
Si bien las necesidades y características de cada país son diferentes, y cada uno requiere un enfoque adaptado a su situación como lo explica SUN en su documento, si es una opción generalizada el avanzar por un camino multidisciplinario y articulado, con diálogos inclusivos que le den voz a todos los sectores, en la tarea de hacer frente a la crisis de hambre y desnutrición que amenaza el presente y pone en vilo el futuro de la niñez.
Colombia puede darle un giro a la adversidad y apropiarse de las recomendaciones con una postura proactiva para gestionar los problemas como oportunidades. La priorización de la nutrición además de ser un tema de salud pública, es una herramienta de desarrollo económico por ser una inversión costo efectiva. Es un tema de discusión que tiene que estar siempre sobre la mesa.