Un tema pareciera no tener relación con el otro: ¿lactancia y empleadores?, pero, en el fondo, están muy unidos. La lactancia, ese acto íntimo de amor y nutrición, puede ir más allá de lo doméstico. Existen diversos obstáculos para que las madres puedan amamantar a sus hijos de forma exclusiva en los primeros seis meses, y los empleadores pueden jugar un rol protagónico para ayudar a vencer estas barreras.
Escribo esta columna a propósito de la reciente celebración de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, convencido de que la leche materna es un alimento insustituible para los bebés. Es un antídoto contra la desnutrición, los protege de enfermedades respiratorias y gástricas, incluso puede incidir en el coeficiente intelectual de los adultos, en su productividad y sus salarios. Los retornos económicos que recibe una sociedad si brinda una lactancia adecuada a sus bebés son incontables.
Sin embargo, Colombia tiene cifras muy bajas de lactancia materna exclusiva: menos de dos meses, cuando lo recomendado es que sean mínimo 6. El panorama regional es peor, pues 19 departamentos reportan cifras por debajo de este indicador. En muchas regiones, los niños no reciben ni 15 días de lactancia exclusiva.
Si bien es una decisión legítima y respetable de la madre el lactar o no a su hijo, hay razones externas a su deseo que inciden en que estas cifras sean tan bajas: falta de una cultura sobre la lactancia, desconocimiento frente a sus beneficios y desinformación. Además, el hecho de que la licencia legal de maternidad en Colombia sea de 14 semanas, significa que cuando el bebé tiene un poco más de tres meses, la mamá debe volver a su trabajo y, en muchos casos, no encuentra el apoyo de sus familias y empleadores para continuar con la lactancia.
La pregunta es ¿cómo hacer para asegurar que la leche sea el único alimento que reciben nuestros niños hasta los 6 meses y complementario hasta los 2 años? Para esto se necesitan políticas públicas sostenidas de promoción de la lactancia y el compromiso de los empleadores para permitir que las mujeres logren ese equilibrio entre vida laboral y lactancia.
Por esto, caen muy bien en el ambiente proyectos de ley como el radicado por la congresista Clara Rojas, que busca que entidades públicas y privadas asignen lugares a la extracción y conservación de la leche materna en el horario laboral. Esta medida beneficiaría a 49 de cada 100 mujeres que se encuentran en edad fértil y cumplen con un contrato laboral.
El lema con el que se invitó a las celebraciones por la Semana Mundial de la Lactancia Materna fue ‘Lactancia en el lugar de trabajo’. Algunas empresas privadas, así como alcaldías y otras instituciones se unieron a esta celebración para fomentar la práctica de la lactancia materna como el acto de nutrición más importante. Por ejemplo, más de 870 mamás se reunieron en almacenes del Grupo Éxito para decir sí a la lactancia materna. Ejercicios como estos tienen un alto poder simbólico: ayudan a desmitificar un acto natural, promoverlo y convertirlo en un asunto que nos concierne a todos.
En agosto, cuando celebramos el Mes por la Nutrición Infantil, bien vale la pena que todos reflexionemos sobre la importancia de fomentar esta práctica como la más natural y el mejor antídoto contra la desnutrición. Conmueven las noticias sobre bebés de meses de nacidos muertos por desnutrición, cuando podían tener el mejor alimento, gratuito, ecológico y a disposición permanente: la leche materna.
Gonzalo Restrepo
Presidente de la junta directiva, Fundación Éxito