La niñez promete: aspirantes a la Presidencia de Colombia

    La niñez promete responder, no con votos en el corto plazo, sino como ciudadanos y ciudadanas sanos y mejor preparados cuando llegue su momento.

    Dice el artículo 188 de la Constitución Política de Colombia que “El Presidente de la República simboliza la unidad nacional y al jurar el cumplimiento de la Constitución y de las leyes, se obliga a garantizar los derechos y libertades de todos los colombianos”.

     

    Con ánimo propositivo, y considerando que los derechos fundamentales de los niños y niñas prevalecen sobre los demás y son impostergables, me sumo a las entidades y personas que llevan la voz de la niñez más vulnerable, para solicitar a los aspirantes a la Presidencia de Colombia acoger con verdadera atención el clamor de una población cuyas necesidades más apremiantes insatisfechas no solo limitan su bienestar presente y su futuro, sino que impactan el desarrollo y el progreso de la nación.

     

    En el informe “La niñez no da espera” de NiñezYA, la coalición de más de 200 organizaciones y redes de sociedad civil, comparte la radiografía de la situación de niñas, niños y adolescentes de Colombia. Un documento construido con objetividad donde las alarmas -hace rato encendidas- se acompañan de recomendaciones aterrizadas, listas para que los equipos técnicos de las campañas a la presidencia los tomen en serio en sus propuestas programáticas.

     

    ¡Lee nuestro artículo: La niñez no da espera!

     

    Y justamente por el hecho de que los niños y las niñas no representan votos en las urnas, el diálogo entre quienes aspiran a gobernar con esta población tan necesitada de sus buenos oficios, está mediada por una interlocución que requiere mayor eco en las campañas políticas.

     

    Una forma de lograrlo es apelando al espíritu visionario que debe acompañar a quienes aspiran a convertirse en la primera autoridad administrativa de Colombia. El ejercicio consiste en acoger lo que está en los estudios y las cifras que denotan la realidad de la primera infancia, y también la evidencia de lo que puede ocurrirle a una niñez atendida de forma efectiva para hacerle frente a esas reveladoras e ignoradas cifras.

     

    Por ejemplo, según el DANE (2021) el 76,9% de los hogares con pobreza monetaria en el país tienen 3 niños o más, y aproximadamente el 30% de los hogares no pueden consumir 3 comidas diarias (DANE, Pulso Social 2022). Son miles de niños y niñas que no están accediendo a alimentos nutritivos en la cantidad requerida justo durante su crecimiento y desarrollo.

     

    Dice la ciencia que al recibir estímulos esenciales como la nutrición, sobre todo desde la gestación y hasta los dos años, un ser humano puede aprovechar mejor su potencial, porque es el momento en que se desarrolla el 85% del cerebro. Esto quiere decir que justo antes de los dos años quedan sentadas las bases requeridas para que las conexiones neuronales tengan un terreno abonado donde continuar su proceso de forma adecuada por el resto de la vida.

     

    Jim Yong Kim, presidente del Banco Mundial en un artículo publicado en la revista Foreign Affairs explicó: “…Una nutrición y estimulación adecuadas en el útero y durante la primera infancia mejoran el bienestar físico y mental en las etapas posteriores de la vida. Si bien algunos déficits en las habilidades cognitivas y socioemocionales que se manifiestan a una edad temprana pueden subsanarse posteriormente, los costos se vuelven más elevados a medida que los niños se acercan a la adolescencia. Por lo tanto, no es de extrañar que una de las inversiones más rentables que pueden hacer los Gobiernos consista en centrarse en el capital humano durante los primeros 1000 días de vida de un niño”.*

     

    Los debates presidenciales se enriquecerían considerablemente si se incluyeran preguntas que motiven respuestas donde se evidencie cómo quienes quieren gobernar asumirán los asuntos prioritarios e impostergables, lo esencial.

     

    El punto cero que antecede cualquier iniciativa bien intencionada en educación, seguridad, ética, equidad, oportunidades para todos, es contar con seres humanos bien equipados para afrontar en igualdad de condiciones los complejos desafíos del crecimiento individual y en sociedad.

     

    La niñez promete responder, no con votos en el corto plazo, sino como ciudadanos y ciudadanas sanos y mejor preparados cuando llegue su momento.

     

    *https://www.bancomundial.org/es/news/opinion/2018/06/18/human-capital-gap

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