Cautivar paladares es uno de esos propósitos que le han dado a la gastronomía sus méritos como un arte exquisito. Y sin temor a exagerar se puede afirmar que sus desafíos son más grandes cuando de los más pequeños se trata.
En el mundo de los papás, mamás y adultos responsables de la nutrición de un niño (a), se viven verdaderas gestas para lograr que les encante comer lo que necesitan durante su etapa inicial de desarrollo, a la postre la más crucial. Por eso, cuando en casa se supera el problema de no tener alimentos suficientes para servir, la lucha no termina ahí. ¿Qué tal la dicha de poder decir después de cada comida que el niño sí se lo comió todo? El sentimiento opuesto es la frustración cuando ocurre aquello de que: “otra vez dejó el almuerzo”.
Un plato vacío puede ser una tragedia o una gran victoria según las circunstancias.
Ante tan colosales retos bien vale la pena celebrar siempre que se tengan alimentos nutritivos en la mesa y familias dispuestas a aprovecharlos para hacer preparaciones atractivas para los más exigentes comensales del mundo: los niños y niñas en etapa de crecimiento.
Y es precisamente esta la inspiración del concurso “Goticas de Sabor” realizado por la Fundación Éxito entre las familias beneficiarias de las comunidades donde está presente.
En días recientes el punto de encuentro fue el Éxito Metropolitano en Barranquilla. Allí, representantes de la comunidad acudieron para ver en vivo y en directo las destrezas de Patricia y Sayuris, las dos mamás que superaron las etapas previas del concurso promovido con apoyo de la institución Pan y Panela, sus aliadas en esta ciudad. Se trató de una competencia inusual donde la fuerza de la solidaridad y el amor materno llenaron de alegría el escenario de un almacén vestido para la ocasión.
¿Cómo cautivar a un niño de dos años como Mateo con una nutritiva carne correctamente acompañada de arroz con verduras, tajadas y ensalada de lechuga? Patricia descubrió la receta detrás de la receta: llevar el amor de la cocina a la mesa de su hijo, haciendo trucos según sus palabras, como por ejemplo despelucar -desmechar- la carne para que su exigente comensal la pudiera saborear sin problema.
Y ¿Cómo lograr que a tan temprana edad una niña como Ariannys se le haga agua a la boca un pescado rico en proteína sazonado con cebolla, ají y tomate, y acompañado de arroz, papa, plátano y habichuela? Sayuris Serrano se considera afortunada porque ha logrado que a su pequeña le guste todo lo que ella hace. Sin rodeos confiesa entre risas que no hay secreto: “es puro amor”.
Por eso esta iniciativa festiva tiene doble motivación. La primera es la importancia de que muchas familias en alta vulnerabilidad dispongan en sus hogares de alimentos nutritivos para que cada día los 12 meses sin interrupción de un año clave en el desarrollo infantil puedan idear platos balanceados para sus hijos en riesgo de sufrir desnutrición. Es un asunto de permanencia y de constancia que un vacío puede arruinar. Y la segunda es que justamente el aprovechamiento de estos paquetes proteicos se evidencie en habilidades culinarias y de relacionamiento que deben presentarse en forma de estímulos esenciales como el cuidado constante y amoroso.
Bien dicen los expertos que hace falta, además, mucha paciencia para introducir los nuevos alimentos a partir de los seis meses de vida, cuando además de leche materna se empiezan a necesitar los micronutrientes presentes en la carne, el pescado, el pollo, el huevo, las frutas, las verduras o las leguminosas.
Tal vez Ariannys y Mateo conserven en unos años el recuerdo sobre su salud y bienestar, y por supuesto cómo sus buenos gustos impulsaron a sus mamás a ser reconocidas en su comunidad compitiendo en sus cocinas en franca lid.
Con las Goticas de Sabor esta oportunidad la podrán vivir muchos niños y niñas más en diferentes territorios colombianos, porque tanto los empleados del Grupo Éxito como millones de clientes tienen presente en sus mentes y corazones que la solidaridad hace parte fundamental de su menú cotidiano.
A propósito, sostiene el neurocientífico argentino Mariano Sigman que la memoria se cocina a fuego lento, porque lo que podemos recordar con el paso del tiempo es aquello que se consolida en nuestra mente con la presencia de las emociones. Con razón. Y con sazón.
Por Gonzalo Restrepo