Primero lo primero

    No hay inversión, no hay gesto de humanidad, no hay absolutamente nada que podamos hacer más provechoso y humano que cuidar y nutrir bien a nuestros niños.

    Al momento de escribir esta nota, en mayo 18 del 2023, había una gran expectativa y un cierto grado de certeza de que los niños perdidos en la Amazonía, después del trágico accidente de un pequeño avión que tristemente dejó 3 víctimas y una enorme tristeza a las familias de los fallecidos, podrían haber llegado ya a un lugar seguro desde donde serían transportados a las autoridades y posteriormente a sus familias. Y aunque en total fueron 40 largos días de angustia, expectativa y zozobra, el final fue el que todos estábamos esperando desde ese mismo momento: que ellos regresaran sanos y salvos a su hogar.

    Como colombianos esperamos unidos y esperanzados, día a día seguimos las noticias y el rastro de estos 4 niños y niñas valientes que sobrevivieron más de un mes en las profundidades de la selva. Más de 50 millones de habitantes de todas las edades y condiciones en esta patria compleja y bella que es la nuestra estábamos más que pendientes de la noticia, estábamos con ellos y con el personal de rescate. Colombia y el mundo se unió por y para ellos.

    Desde aquí como un grano de arena me uní a todos los que rezamos porque así fuera: que los niños volvieran a estar con los suyos y continuar el camino de la vida. Su suerte de un momento para otro, aunque no sepamos pronunciar bien sus nombres, se ha vuelto la nuestra porque ellos necesitaban protección. Porque el destino los enfrentó a una dura prueba y porque en su condición de niños aún necesitan desarrollar herramientas para su crecimiento y desempeño pleno. Ellos simbolizan a todos nuestros niños. Es decir, a los hijos de Colombia.

    Yo me pregunto ¿por qué tanta unanimidad de los colombianos frente a este hecho?, ¿por qué todos y todas estamos rodeando a la máxima autoridad en cabeza del Sr. presidente de Colombia en estos momentos de expectativa y ansiedad?. No conozco una sola persona de esta patria que haya manifestado que se haya incurrido en inmensos costos para encontrarlos. No conozco a nadie que no haya estado dispuesto a apoyar al Sr. presidente, quien para mí, ha obrado ejemplarmente. O a las autoridades y organismos estatales de haber hecho lo necesario para traer con vida a los hijos de esta tierra. Todo lo contrario, si pudiéramos haber hecho algo más para lograrlo lo hubiéramos hecho con generosidad y convicción, porque todos estábamos en su lugar y en el de sus familias. Y es por esa misma razón que no cuestionamos al líder de la nación, sino que al contrario nos unimos en torno a él respetando sus órdenes de movilización de recursos materiales y humanos, a la vez que rezábamos para que las labores de rescate fueran exitosas. Y lo fueron.

     

    Hoy no les hablo de estadísticas de nutrición y la importancia de ésta en el futuro de la niñez. Esta columna solo la publicaría sí a los niños los encontraban con vida y regresaban con su familia, y así fue. Cumplo mi promesa solo para recordar en celebración de este hecho probable que en Colombia, y en cualquier nación de la faz de la tierra, no hay nada más importante que la inversión que hacemos hoy para que nuestros hijos e hijas puedan desarrollar a plenitud las posibilidades que bien existen en ellos como un potencial inmenso. Es decir, como un tesoro.

    No hay inversión, no hay gesto de humanidad no hay absolutamente nada que podamos hacer más provechoso y humano que cuidar y Nutrir bien a nuestros niños. Y especialmente desde el primer día del embarazo de sus madres hasta los primeros 1000 días de forma constante, para poder posteriormente proporcionarles una educación digna y adecuada que pueda ser aprovechada en correspondencia a su pleno potencial.

    No tenemos ni encontraremos ningún recurso más importante y que merezca tanto esfuerzo de todos nosotros como sociedad. Y es por eso que hemos estado tan unidos en este capítulo que merece gran respeto por las autoridades y un milagro feliz.

     

    Por Gonzalo Restrepo

    Artículos relacionados

    Suscríbete a nuestro boletín y conoce todo lo que hacemos