Prioridades

    La realidad se siente en la voz de la gente. Los resultados de la encuesta de percepción ciudadana adelantada por los Cómo Vamos, muestran altos porcentajes de hogares con niños y niñas menores de 5 años que han sentido los efectos de la insuficiencia de alimentación.

    Un mal silencioso sigue dando señales de alarma: la prevalencia de desnutrición crónica. Aparece como desafío común en el análisis de los observatorios ciudadanos “Cómo Vamos” y en el último informe del centro de pensamiento “Así Vamos en Salud”, que compara a Colombia con los demás países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

     

    Cuando se habla sobre salud y nutrición de los niños y niñas menores de 5 años uno de los indicadores clave es la prevalencia de desnutrición crónica o retraso en talla, que muestra cómo va el crecimiento y el desarrollo cognitivo en el inicio de la vida. Y cuando se habla de economía y de competitividad, también este indicador es referente.

    La red de observatorios y veeduría ciudadana Cómo Vamos de Cali, Medellín, Bogotá y Manizales y la Fundación Éxito, presentaron la situación de la primera infancia en un panorama que incluye el efecto de COVID-19. El informe muestra que el porcentaje de niños y niñas con desnutrición crónica aumenta en Bogotá (16,2%), Medellín (7,4%) y Manizales (13,1%) con respecto a 2018. Cali tiene un 7%, pero en la desagregación por comunas muestra una disparidad enorme en el indicador.

    En otras palabras, ahora son muchos más los niños y niñas que tristemente se suman al grupo de quienes ven truncado su derecho a crecer sanos. Y, en los planes de desarrollo territoriales se cuentan con las manos los municipios colombianos que priorizaron este y otros indicadores claves en la nutrición infantil. Por ejemplo, Cali, Bogotá y Manizales no incluyeron la prevalencia de desnutrición crónica en sus programas.

    La realidad se siente en la voz de la gente. Los resultados de la encuesta de percepción ciudadana adelantada por los Cómo Vamos, muestran altos porcentajes de hogares con niños y niñas menores de 5 años que han sentido los efectos de la insuficiencia de alimentación (el más alto fue Medellín, con el 21% de los encuestados) o del hambre de alguno de sus integrantes durante el confinamiento (32% en Medellín; 21% en Cali; 14% en Manizales y 20% en Bogotá). También son más los pesimistas en relación a las condiciones de desarrollo para la primera infancia. En Bogotá el 29% de los encuestados respondieron que las condiciones empeorarán, seguido de Manizales (22%), Cali (21%) y Medellín (20%).

    De otro lado, en la última edición del Índice Nacional de Salud del centro de pensamiento Así Vamos en Salud se revela que “En Colombia, por cada 100 niños menores de 5 años, 12,5 presentan desnutrición crónica, siendo esta la peor cifra en el grupo de países de la OCDE, donde su mejor indicador se encuentra en Alemania con 1.7% de niños con este padecimiento, seguido de Chile que registra 1.8% en el indicador”. *

    Apunta el informe que el aumento de niños y niñas que sufren desnutrición se debe sobre todo a que se adolece de un enfoque de equidad o “error en el orden de prioridades”.

    El trabajo constructivo que hace la sociedad civil es un soporte objetivo de utilidad en la toma de decisiones en política pública. Para la primera infancia ya no aplica la dicotomía de lo urgente y lo importante, porque ambos conceptos han sido relegados a pesar de su significado. ¿Cambiarían las cosas si entendiéramos que la primera infancia es una absoluta prioridad?

    Más información clic aquí: Índice Nacional de Salud

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