Con los peruanos, como países en vía de desarrollo, tenemos similitudes en atributos y en falencias. Frente a la desnutrición infantil podría decirse que hace unos años estábamos como en las mismas, pero ellos tomaron un rumbo que marcó un punto de quiebre entre ambos.
Asumieron la poderosa receta de fijarse una meta, plasmarla en un plan y adoptar articulados compromisos superiores a los de los mandatarios que llegan y se van. Aunque sus retos continúan siendo exigentes, avanzan firmes con un menú completo para atender la nutrición de la niñez con decisión, mientras en Colombia seguimos intentando con entradas ligeras sin los ingredientes esenciales. Comparto un abrebocas de la receta de Perú y Colombia, sobre el derecho de los niños a crecer sanos y bien nutridos.
Conocer qué se quiere cambiar: Perú entendió que si no combatía la desnutrición, no progresaría. Parecería obvio, pero sí da relevancia a los sistemas de vigilancia estadística para conocer la magnitud de su problema; en eso Colombia está en pañales. Mientras ellos cuentan con datos de cada niño en tiempo real y realizan encuestas anuales de situación nutricional, la ENSIN en Colombia es una encuesta quinquenal, con rezago de 4 años en la publicación de sus resultados. Nuestros sistemas de vigilancia nutricional no son ni estandarizados ni obligatorios para los municipios. En conclusión, sin saber lo que debemos cambiar, ¿cómo saber cuál camino tomar?
Saber dónde se quiere llegar. En Perú adoptaron la meta del “5 x 5 x 5”: reducir la desnutrición crónica un 5% en los niños menores de 5 años, en un plazo de 5 años. En Colombia, luego de un intenso trabajo de la sociedad civil organizada en el colectivo NiñezYa, por primera vez se logró incluir en el Plan Nacional de Desarrollo la meta de reducción de ese indicador, del 10,8% al 8% al 2022.
Continuidad. En Perú la meta fue acogida por tres administraciones presidenciales sucesivas. Fue respetada y acatada desde la nación y en cada territorio, así como formalizada en la Política Nacional de Desarrollo e Inclusión Social, que la ubicó por encima de intereses partidistas. Programas de subsidios condicionados como el Programa Juntos, se alineó en este propósito con tres factores a superar: el bajo peso al nacer, las enfermedades respiratorias y diarreicas, y la inadecuada alimentación de los niños.
En Colombia la nutrición infantil ha sido un programa más de los sucesivos gobiernos nacionales. Ha logrado abrirse camino en algunas regiones, pero no ha sido prioridad nacional, ni respaldada en políticas fuertes que insten al país y a los territorios a cumplirla con transparencia.
-Poner los recursos donde son efectivos: En Perú se aseguran recursos para la salud maternoinfantil preventiva, para estrategias probadas y brindan incentivos a los municipios que hacen bien la tarea. En Colombia, estamos descubriendo que la prevención es clave y que la desnutrición es responsabilidad de varios sectores. Los incentivos y la generación de capacidades a las entidades territoriales no se asoman.
En fin, en el mundo hay experiencias a emular. Hay recetas. ¿Qué falta para adaptarlas a nuestros ingredientes y hacer la combinación más nutritiva para los niños colombianos?
Gonzalo Restrepo L.
Presidente de la junta directiva Fundación Éxito