Perú marca la diferencia con respecto a varios países latinos, pues es el único que logró en solo 8 años bajar la prevalencia en desnutrición crónica 15 puntos porcentuales. Le está ganando al mal silencioso que impide el crecimiento sano de los niños, obstruye su desarrollo y el de la sociedad; le está ganando a la desnutrición crónica.
Para erradicarla en Colombia, la causa Gen Cero invita a aprender de esta experiencia. En el foro de la Fundación Exito ‘El peso de la nutrición infantil en el desarrollo económico’, María Eugenia Mujica, exviceministra de Desarrollo e Inclusión Social de Perú, explicó cómo bajaron cinco puntos la desnutrición crónica en cinco años, durante cinco gobiernos sucesivos, con un compromiso y “liderazgo del más alto nivel político”.
Sentaron bases perdurables del trabajo articulado por los derechos de los niños: planearon y ejecutaron. Alentados por la sociedad civil organizada, establecieron una meta nacional, la llevaron hasta los territorios, con voluntad política y asignación presupuestal basada en resultados, garantizaron la medición periódica de indicadores nutricionales con encuestas poblacionales para conocer anualmente los cumplimientos, implementar ajustes y avanzar. Gobernantes nacionales, regionales y locales trabajando juntos por sus niños con responsabilidad patria.
Perú asume la situación nutricional de la niñez como un asunto de salud pública que impacta su desarrollo económico. Su plan de acción tiene enfoque multidimensional: atención en salud, educación, acceso a agua, reducción de la pobreza, empoderamiento de las mujeres. Luchan articuladamente para sacar del anonimato la desnutrición crónica con su callada y fría sentencia para los niños.
Con perspectiva constructiva, pensamos que es posible que en Colombia los niños desarrollen el potencial de sus capacidades para reducir el rezago que nos aleja de la equidad y del progreso. La criticidad de los indicadores no es obstáculo, existen acciones probadas capaces de cambiar el panorama de la desnutrición aquí, como en Perú.
Tenemos evidencias científicas sobre el impacto de la intervención integral en los primeros dos años; sobre el efecto de la lactancia materna como vacuna, remedio y alimento; conocemos el éxito de programas de complementación alimentaria con asesoría y apoyo para que las familias adopten hábitos saludables; sabemos que el acceso a agua segura y el cuidado de la salud de gestantes y bebés es garantía de bienestar, y está cuantificado el costo económico y en el capital social cuando los niños crecen desnutridos. Tenemos que enfocar recursos donde ya sabemos que funcionan.
Entidades estatales, privadas, académicas, organizaciones de la sociedad civil, entre otras, han contribuido para erradicar la desnutrición crónica. Pero si uno de cada nueve niños en Colombia la padece, no bastan acciones individuales. Necesitamos, como en Perú, esfuerzo colectivo: compromiso, continuidad, conexión, oportunidad, focalización adecuada, medición de resultados en la población y seguimiento de implementación de iniciativas.
A los niños peruanos cinco gobiernos les dijeron que sí trabajarían por ellos al margen de ideologías políticas. En Colombia tenemos oportunidad de que el hilo conductor por la primera infancia siga anudado al Plan de Desarrollo y se inserte en los planes locales del 2019. Es hora de decirles a nuestros niños que sí, que el Gobierno y las entidades del Estado están con ellos. Que con respaldo de la sociedad y las familias, les daremos la talla.
Gonzalo Restrepo López
Presidente de la Junta Directiva, Fundación Éxito